Esta es la historia de una pequeña comunidad indígena en la que, a pesar de enfrentar un alto grado de marginación y exclusión social, sus jóvenes tienen hoy mejores expectativas de desarrollo, gracias a una activa labor de divulgación de la ciencia por parte de docentes y científicos.
En Cuentepec Temixco en el estado de Morelos, la investigación científica estaba muy lejos de ser una opción profesional, hasta que un grupo de investigadores -a titulo personal- despertaron el interés y talento científico de toda una generación de jóvenes de bachillerato, para cambiar así su futuro y el de la comunidad.
Discriminación y desigualdad
En general, en México la población de jóvenes indígenas aún presenta importantes desventajas en su nivel de escolaridad. La desigualdad en resultados educativos es la consecuencia de una compleja combinación de condiciones como pobreza, dificultades geográficas de acceso, etcétera.
De acuerdo con el informe Discriminación estructural y desigualdad social, solo siete y tres por ciento de la población hablante de la lengua indígena tiene una educación media y superior, respectivamente.
En Morelos hubo que esperar la década de los 2000 para extender el sistema de educación indígena en los principales pueblos nahuas. En 2001, cuando se instaló en la secundaria del pueblo un Colegio de Bachilleres (Cobaem) bajo la modalidad Educación Media Superior a Distancia (EMSAD), un intérprete en náhuatl acompañó al ingeniero Noé Rafael Pérez y a otros profesores del colegio a convencer a las familias de la comunidad que permitieran a sus hijos —particularmente a las mujeres— continuar con sus estudios de bachillerato.
El resultado inmediato según recuerda Noé Rafael, director del Colegio de Bachilleres, fue la inscripción de 15 alumnos. Hoy, la matrícula la representan más de 140 estudiantes, principalmente mujeres. “La gran mayoría de ellos pensaba que concluir la secundaria era suficiente. Uno de los mayores retos ha sido la confianza hacia la escuela como una oportunidad de superación».
Las madres y las abuelas se han convencido de que sus hijas y nietas, por ejemplo, necesitan estudiar para aspirar a un futuro más promisorio que trabajar como empleadas domésticas o convertirse en esposas”, comparte.
La vida aquí, en Cuentepec, no es la misma desde entonces. La divulgación y la enseñanza de la ciencia en el bachillerato han jugado un papel importante en la comunidad; la inclinación por carreras con un enfoque científico no tiene precedentes.
Organismos internacionales han señalado que la ciencia y la tecnología son herramientas necesarias para que los países progresen: el conocimiento de un pueblo sobre estos temas muestra su estado de desarrollo. Sin embargo, en México la mayoría de las comunidades indígenas vive en condiciones de pobreza, sin posibilidades reales de aspirar a un desarrollo humano digno.
Un semillero de científicos
De acuerdo con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), existe un inmenso potencial de inteligencia y aprendizaje en niños y jóvenes. Solo necesitan la oportunidad de encontrar facilitadores que les hagan disfrutar los descubrimientos de las ciencias y admirar el microcosmos de la naturaleza.
Noé Pérez reconoce que el entusiasmo de los jóvenes y la avidez por aprender es un factor que motiva a los profesores e investigadores a prestar especial interés a la comunidad.
Cuentepec es un ejemplo de que la ciencia, llevada a contextos desfavorecidos, puede motivar un cambio en la vida en algunos jóvenes de la comunidad. Los congresos científicos pueden ser un pretexto para el intercambio de ideas y, en el mejor de los casos, motivar vocaciones científicas.
Cuentepec tuvo la fortuna de contar con académicos e investigadores que, más allá de lo que exige su quehacer laboral, han fomentado en los jóvenes la curiosidad por las ciencias, descubrir su entorno y conocer el método científico.
“Los padres de los jóvenes ven la institución como un semillero para seguir formando profesionistas, y esto se refleja en el desarrollo de la comunidad. Podemos decir que la institución y los propios estudiantes tienen un grado de influencia tremendo”, comparté Noé Rafael.
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Autor: Agencia Informativa Conacyt | está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons | Autor: Carmen Báez | Editado por Difusión con Causa, jul, 2020.