Como organizaciones, es fundamental conocer a nuestros beneficiarios, parece que es un hecho y se da por sentado. No se le da el valor y la importancia que deberían. O la atención que se requiere.
Es imprescindible, no reducir este padrón a nombre y edad en una lista. Sino que hay que conocer la situación, aspectos y características imprescindibles que nos ayuden a ser más eficaces cuando implementamos nuestros programas.
Documentar las actividades con nuestros beneficiarios, forma parte de este tipo de padrón, tomarlos en cuenta, saber que existen, conocerlos, llevar su proceso a través de un seguimiento. Darle el valor como las empresas cuidan sus carteras de clientes. Y no se trata de banalizar con este ejemplo, sino de aprender del sector empresarial, lo importante que es conocer a quién me dirijo.
Una de las ventajas de conocer y documentar la información de nuestros beneficiarios, es porque en muchas ocasiones, organismos internacionales, agencias de cooperación y fundaciones; nos piden y quieren saber estos datos. Porque con la estructura de un buen padrón, podemos medir el impacto que generamos en sus vidas a través de los proyectos de los cuales son beneficiarios.
Medir el impacto es una de las cosas que actualmente son muy necesarias. Porque de esta forma, podemos mejorar y ser más eficaces en nuestros objetivos e incluso, replantearlos para lograr su cumplimiento. Un buen comienzo, sería por revisar qué tan cuidado tenemos la documentación de nuestro padrón.
Por Nora González