La industria de ropa y de calzado genera más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos; el problema es el ritmo tan acelerado con el que cambiamos de ropa.
De acuerdo con las Naciones Unidas, el rubro del vestido utiliza cada año 93 mil millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas. A esto se suma que cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a 3 millones de barriles de petróleo.
La industria de la moda, además, produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos, con las consecuencias que ello tiene en el cambio climático y el calentamiento global.
Según el organismo internacional, la “moda rápida”, que ofrece a los consumidores cambios constantes de colecciones a bajos precios y alienta a comprar y desechar ropa frecuentemente, duplicó la producción de prendas de vestir en el periodo de 2000 a 2014.
Por ello, es urgente que reinventemos un nuevo estilo de vida que deje afuera el consumo innecesario de prendas de vestir y que reinvente la forma en la que nos deshacemos de las que ya tenemos.
Te compartimos algunos unos tips:
Intercambia
Existen plataformas en internet que te permiten intercambiar o vender tu ropa por algunos objetos; esta puede ser una opción para sacarle el máximo provecho tus artículos.
También considera la posibilidad de intercambiar con tu familia o grupo cercano de amigos, puede resultar una experiencia divertida.
Vende
Organízate con alguien más e inicien un negocio de ropa de segunda mano. Pueden ofrecerla por Internet, en bazares o en mercados locales. Inventa una marca, haz que la ropa luzca bien, crea coordinados, ponle un precio justo (de preferencia menor al que te costó a ti) y promuévela.
Regala
Miles de personas en México no cuentan con los recursos necesarios para comprar ropa o la perdieron en algún robo o desastre natural. Busca organizaciones, colectivos o personas que se dediquen a apoyar a estas personas, pregúntales qué tipo de artículos necesitan, y dales las que estén en mejor estado. Por ejemplo, en México muchas familias centroamericanas en condición de migración requieren zapatos y mochilas para continuar su tránsito de manera segura; los refugios para víctimas de violencia y los albergues para personas en situación de calle, también requieren de este tipo de apoyo.
Repara
No tires tu ropa al primera avería. Los agujeros se pueden parchar o coser, y las manchas pueden lavarse con productos especiales. Muchas veces esas imperfecciones ni siquiera son visibles y sólo nosotros las notamos. Antes de tirar una prenda, pregúntate si tiene reparación y si puedes hacerla.
Renueva y transforma
¿Ya te cansaste de cómo luce una prenda? Usa tu creatividad y transfórmala. La ropa se puede pintar, decorar, recortar y confeccionar para que luzca diferente. Por ejemplo, puedes convertir un pantalón de mezclilla en una bolsa. Una tela de vestido puede ser también un juego de manteles. Tú decídelo. Lo importante es construir nuevos hábitos de consumo en los que reinventemos nuestro estilo de vida y dependamos mucho menos de las industrias.
Este es un artículo publicado originalmente por Jocelyn Soto | agosto 20, 2020 | Puedes consultarlo en el sitio oficial de Greenpeace México | Editado por Difusión con Causa | sep 11, 2020.