Las empresas apuestan, cada vez más por proyectos de emprendimiento social con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la sociedad.
En el mundo actual, en el que nos enfrentamos a mercados e industrias más competitivas que nunca, es necesario encontrar a aquellas personas que continúen luchando por implantar el cambio social que nos permita vivir en un mundo mejor y más justo.
En la época del activismo, existen millones de causas que defender y aún más maneras de llevarlo a cabo.
Emprendedor social: impulsor del cambio.
La primera pregunta que un emprendedor debe hacerse a sí mismo en el momento en el que se decide a emprender es qué problema/necesidad necesita ser solventada y cómo puede hacerlo posible, incluso antes de evaluar cómo monetizar su proyecto. Sin embargo, en los últimos tiempos se le ha dado una vuelta más de tuerca y nace el concepto de lo que denominamos “emprendimiento social”.
A pesar de la relevancia que ha adquirido recientemente, las definiciones al respecto son abstractas y de una alta complejidad. No podemos decir que exista un modelo cerrado de emprendedor social, pero sí que podemos enumerar las diferentes características que pueden englobar el emprendimiento social, en mayor o menor medida: priorizar la satisfacción de una/s necesidad/es de una parte de la población sobre los beneficios, emplear a grupos sociales desfavorecidos, reducción del impacto medioambiental de su actividad, etc.
En su máxima expresión, el emprendedor social es un revolucionario, pero con una misión social. Busca implementar cambios radicales en la manera en la que se actúa en el sector social de manera sostenible. Da igual el tamaño de la empresa o el grupo de población al que se dirige, ya sea a nivel local o internacional, mientras cumpla con su función social de manera prioritaria en el largo plazo.
Su principal diferencia respecto a las empresas tradicionales es que no quiere obtener beneficios por encima de todo. Sino que establece como prioridad diversos principios sociales, éticos y medioambientales.
Estos emprendedores sociales van más allá de la obtención pura y dura de ganancias, enfocando su actividad a la creación de valor.
Artículo original de Antonio Peralta en BlogThinkBig
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