La Nochebuena o cuetlaxóchitl (flor que se marchita, o flor de cuero, en náhuatl) y Euhphorbia pulchérrima para la ciencia botánica, sobresale entre las flores domesticadas por los pueblos originarios de México.
El arbusto mexicano que produce la también conocida como flor de Pascua, crece en forma silvestre en bosques tropicales secos del Pacífico mexicano, desde Sinaloa hasta Chiapas, incluso hasta Guatemala, y su área ancestral se encontró en el norte de Guerrero.
En Estados Unidos y Europa se le llama Poinsettia porque en 1829 el entonces embajador estadounidense Joel Roberts Poinsett recopiló algunos ejemplares de esta planta en Taxco, Guerrero, y los envió al jardín botánico Bartram, donde las cultivaron y exhibieron. Más tarde, la Nochebuena fue introducida a Europa y se expandió al resto del mundo.
Pero la cuetlaxóchitl fue domesticada por la antigua población mexicana que encontró en esta planta propiedades medicinales. Con las partes aéreas y las brácteas preparaban un cocimiento y una infusión contra la hemorragia vaginal abortiva y para regular la menstruación.
La popularidad de la flor creció y se dio a conocer al resto del mundo durante la Colonia, cuando con la cuetlaxóchitl se ornamentaban las iglesias durante la temporada navideña, costumbre que llega a nuestros días con la flor de Nochebuena convertida en un ícono cultural de la Navidad en todo el mundo, ya que su imagen aparece de manera profusa los fines de año impresa o manufacturada en diversos materiales y sitios inesperados.
Esta flor mexicana es actualmente imprescindible durante temporada navideña en hogares, oficinas, camellones, jardines, centros comerciales, escolares y de diversión, para crear un ambiente festivo y acogedor.
Datos del Fideicomiso de Riesgo Compartido indican que el cultivo de la flor de Nochebuena es uno de los más importantes en el sector de plantas ornamentales en México.
En México existen más de 100 variedades de Nochebuena, y son los estados de Guerrero y Morelos los que sobresalen por la producción comercial de la misma, que se ha elevado notablemente mediante el cultivo en invernadero con riego tecnificado, fertilización, control de la temperatura y humedad, luminosidad, reguladores de crecimiento, poda y control de plagas y enfermedades, tanto para el consumo nacional como para la exportación, ya que se obtienen flores de muy alta calidad
Desde principios de noviembre, esta típica flor mexicana, regalo navideño de México para el mundo, está disponible en viveros, tianguis, mercados y centros comerciales. Al adquirirla contribuimos a mejorar la economía de quienes las producen y nosotros embellecemos nuestro entorno durante las fiestas decembrinas.
Fuente: Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales – SEMARNAT