Cada semana, un grupo de mujeres en Nayarit salen a recoger la barbas de pino de su bosque, con ellas elaboran artesanías que dan sustento a su familia.
Para llegar a la meseta de Juanacatlán se debe tomar un camino de curvas que sube rumbo a la sierra del municipio de Jala en Nayarit. En la cima, es posible observar gran parte de esta entidad y de Jalisco. Pero es más impresionante el bosque de pino que ahí se encuentra.
Año con año, este bosque llena sus caminos de barba de pino, es decir, las acículas, como se les nombra a las hojas de estas coníferas, caen constante y van formando un suelo espeso que conforme se va secando se convertirá en un riesgo latente ante los incendios forestales.
Sin embargo, ese riesgo disminuye en gran medida por las mujeres del ejido Aguajes quienes convirtieron este desecho orgánico en su principal materia prima para elaborar canastos, joyería, vasijas, sombreros, bolsos y otros productos.
Su empresa ha representado una oportunidad para mejorar su vida y la de sus familias.
Su historia comenzó en 2018 cuando ingresaron uno de los proyectos que maneja la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) para cursar el taller “Elevar las capacidades técnicas de las mujeres en la región Sierra San Juan Vallejo, mediante la elaboración de artesanías con acícula”.
Solicitaron la asistencia técnica y orientación para impulsar sus productos y fue así cuando vieron luego la necesidad de pensar en una marca propia que les diera identidad a sus creaciones.
Eligieron un nombre que tuviera que ver con sus origen wixárika y eligieron TAHU que significa “creamos” y YARY “corazón”: TAHUYARY “Creamos con el corazón”
Con nombre y marca registrada siguieron su camino es busca de un mercado dentro y fuera del estado.
Hoy en día, TAHUYARY se conforma de 20 artesanas, algunas son mujeres de la tercera edad, quienes no tenían la oportunidad de trabajar.
Fuente: Comisión Nacional Forestal